El arte integra varias disciplinas, que van desde la arquitectura hasta el diseño de vestuario. Claro, en el medio hay decenas de prácticas, muchas de ellas vinculadas al diseño gráfico. Una de las menos reconocidas, pero igual de interesante, es el diseño de pósters, que integra dibujo, color, pintura, iconografía y mucho talento.
Existe consenso en que el dibujo es parte fundamental del diseño gráfico y las artes visuales, por lo tanto, del diseño de posters de toda clase sin importar su lenguaje visual. El diseño marca las directrices generales del plano, construye las líneas que marcan el ritmo de las formas, incluso de los trazos, el color y la intención. Por lo demás, el dibujo articula la composición del póster, lo que determina, finalmente, si es un buen diseño o no.
Los tonos y colores también determinan la atmósfera y la temperatura del póster. Con los trazos ya realizados, es fundamental elegir los colores correctos que ofrezcan la sensación que se busca. El blanco como fondo es una opción natural pues brinda luz y hace resaltar las formas y otros colores. Pero la opción puede ser cualquiera, siempre y cuando se cree un sentido unitario que cubra toda la composición.
Además, el problema del fondo, la forma y cómo se resaltan mediante el uso del dibujo y el color es lo primordial en el arte de diseñar pósters. Las formas deben emerger sobre un fondo que las sostienen, pero de manera integrada, siendo parte de un todo artístico. Los colores, en este sentido, tienen peso y constancia, por lo que forman un cuerpo junto con el trazo y el dibujo.
Finalmente, pueden integrarse íconos, imágenes, fotografías, cuerpos y letras, incluso oraciones y mensajes que aporten a la configuración. El tipo de fuente que puede utilizarse para crear las frases también es relevante para comunicar el sentido del mensaje. Existen cientos de fuentes, por lo que las opciones proporcionan distintos tipos de connotaciones.
Más allá de los pósters abstractos que pueden usarse para ambientar una habitación, un local o lo que sea, también pueden tomarse imágenes icónicas de la cultura popular, músicos, pintores, actores de cine, escritores, científicos o todo tipo de figuras para potenciar la imagen. El resultado es algo similar al arte pop de Andy Warhol, con sus imágenes de Elvis Presley, Mao o Marilyn Monroe.